Rigurosos
intentos para poder advertir los tornados comenzaron en los Estados Unidos a
mediados del siglo XX. Antes de los años 1950, el único método para detectar un tornado era que
alguien lo viera. Generalmente, la noticia de un tornado no llegaría a una
estación climática local hasta después de la tormenta. No obstante, con el
advenimiento del radar meteorológico, las zonas
cercanas a las estaciones climáticas tendrían avisos con tiempo del mal clima.
Los primeros avisos públicos de tornados aparecieron en 1950 y las primeras alertas de tornados, en 1952. En 1953 se confirmó que los ecos en cadena se encuentran asociados con los tornados. Al
reconocer estos patrones, los meteorólogos, estando a varios kilómetros de
distancia, pudieron detectar tormentas que probablemente producirían tornados.
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